lunes, septiembre 12, 2011

Una línea de proceso de coaching más blog de identidad

Salgo de mi última sesión de trabajo con Paula y pienso en lo que habíamos conversado.

Efectivamente, lo primero de un trabajo de coaching y construcción de identidad en la red con una persona, son los juicios que la habitan, la autoestima por decir una palabra clásica, que son los juicios que muchas veces tienen que ver con los contextos en que se criaron, de cuanto los estimularon, reforzaron, estimularon, alabaron, celebraron o todo lo contrario.

El mejor ejemplo que ilustra esto es el experimento sobre el efecto Pigmalion que tantas veces ya he leído una y otra vez a distintas personas, por las verdades que encierra.
El coach efectivamente es un motivador, estimulador y acompañante en esta materia (un sherpa dirán algunos), de reforzar habilidades, ayudar a la persona a creerse el cuento de si mismo, a celebrar logros, etc. Todo lo que haga falta para levantar juicios positivos en la persona de si misma, en el contexto de sus habilidades, de las cosas que de verdad más le gustan. Aparte de destrabar tacos y hábitos perjudiaciales.

No podemos dejar de lado el aspecto de detectar el Elemento (jerga del libro del mismo nombre de Ken Robinson) en la persona. Cuales son las cosas donde mejor se desempeña, donde están sus habilidades, su pasión, esas cosas que cuando las está haciendo el tiempo pasa volando y sus habilidades como que danzaran en la ejecución.
Muy importante lograr capturar ese Elemento en cada perosna.

Después que estas piezas se han puesto en su lugar o que hemos avanzado en esa dirección viene la pregunta acerca de la oferta que la persona puede ser para el mundo. Tiene que ver con la necesidad de sustento, o de vínculación productiva o de desarrollo.
Qué con el mundo yo? Qué producto o servicio quiero ofrecer que sea la base de mi sustento, que aparte de haber interés en las personas por ello, sea gratificante la ejecución para la persona que ofrece.

Esto nutre la necesidad de autonomía y al mismo tiempo el sentido profundo de vínculación con otros en una relación de aporte de valor. Esto tiene que ver con el sentido desde el ser parte con otros, de pertenecer incluso, y de ser valorado en la relación. Y por supuesto de ser un aportador de valor significativo para otros.

Y para terminar, el anhelo de toda persona es encontrar una causa, una bandera de lucha, una motivación mayor, mucho mayor que si misma y su personales y particulares intereses, y donde todas sus capacidades ya asumidas, y su ámbito de pasión puedan potenciarse, puedan ponerse a disposición de una causa mayor. Y en ese sentido el mejor ejemplo que se nos vino a la mente fue Felipe Cubillos, cuando se tropieza con el terremoto del sur de Chile y él se moviliza, se pone en acción con toda su potencia y hace cosas, obtiene logros que lo superan con creces.

2 comentarios:

  1. Carmen Julio Graf3:16 p.m.

    Interesante reflexión Gabriel. Te recomiendo bajar el artículo "Construir, habitar, pensar" desde

    http://www.laeditorialvirtual.com.ar/pages/heidegger/heidegger_construirhabitarpensar.htm

    Pertenece al filósofo Martin Heidegger y tiene que ver con lo que tú planteas (es cortito, sólo 10 páginas.)
    Saludos,
    Carmen Julio Graf

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  2. Gracias Carmen; iré al artículo.

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