miércoles, octubre 07, 2015

Violeta, la de los accesorios para celular, de la esquina de Vespucio con Colón

Como parte de las tareas del curso Transformando la empresa, la sociedad y a uno mismo, del MIT, hago mi tercer intento de entrevistar a Violeta, que vende accesorios para celulares, en la esquina de Vespucio con Colón, y lo logro.

Me cuenta que se llama Violeta Gómez Vilches, tiene 47 años, es soltera y tiene dos hijas, de 20 (Camila) y de 14 (Sofía).

Ella es el sostén de la casa, donde vive además su madre (67), un sobrino, además de sus dos hijas.

Trabaja de lunes a domingo, en la tardes, horario a su discreción; como es independiente, lo hace a su pinta.

Eres bastante acelerada, le digo. Si, me dice, siempre he sido bastante hiperkinética.
Sana como un roble, ni siquiera se resfría. Y eso que a veces la pesca el frío o la lluvia, y llega empapada a la casa.

Vive en una Villa en La Granja. No tiene previsión ni salud.

Siempre me llamó la atención, por lo aperrada, lo activa que se ve, sin tener para nada mala cara. Yo paso por esa esquina a diario.
Me dice que es alegre, cosa que constato en mi conversación con ella en la cafetería de la bomba de la esquina, donde junto a una Cocacola conversamos.

Compra los accesorios en Mapocho y les aplica su correspondiente margen. No se queja. Al contrario, está encantada trabajando aquí. La gente la trata bien, a veces le meten conversa. Tiene algunas anécdotas, como la del otro día en que una abuelita le dijo que ella, la Violeta, era tema de conversación de su casa los domingos; por lo abnegada y persistente trabajadora.

Nació en Santiago y trabaja en esta esquina desde hace 14 años sin parar. Solo los enero se va a La Serena donde trabaja los días completos, me dice.

Su hija mayor, está emparejada y estudia Masoterapia, me cuenta orgullosa.

Su padre murió cuando ella tenía como 28 años y dada su condición de enfermo, ella debió trabajar desde muy chica. Por eso ni siquiera alcanzó a completar segundo medio.

Lo que hace le encanta: el comercio. Trabajó antes como Nana y también como garzona de restaurante. Prefiero mucho más esto.

Buena onda la Violeta, aperrada, positiva, conversadora, acelerada y trabajadora como el que más.
Fue un tremendo gusto conocerte Violeta y agradezco a los del curso del MIT que me sacan de mi zona de confort, a la aventura del mundo a la vuelta de la esquina.

4 comentarios:

  1. Gabriel: Sin saber que este tipo de ejercicios los plantea el MIT hace muchos años que lo practico pero por curiosidad, y me he llevado tremendas sorpresas al respecto. Deberíamos tomarnos un café para contarte mi experiencia al respecto. Un abrazo y felicitaciones.

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    1. Bien impresionante esta aventura, por lo sencilla y como se hace difícil. Y tuviste que perseverar para lograrlo! Bien Gabriel!

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  2. Marcelo Energici11:48 a.m.

    Gran testimonio, muchas gracias. Siempre la veo en la misma ubicación y me llamaba la atención su persistencia y actitud. Gracias por ayudar a humanizar nuestra sociedad

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